lunes, 22 de mayo de 2017

Ejemplo de control/descontrol de emociones

En muchas ocasiones, nuestras emociones nos impiden manejar algún tipo de situación y eso conlleva sus consecuencias. Por ejemplo, en una ocasión, recuerdo que tenía que exponer en clase de Filosofía un trabajo, y a mí me aterroriza ponerme en frente de una clase y ponerme a hablar, por lo que cuando se iba acercando el momento yo me encontraba más y más nerviosa. Llevaba bien preparado el trabajo para exponerlo al día siguiente, pero el hacerme la idea de que yo tenía que ponerme en pie, sola, y hablar sobre mi trabajo, me ponía más y más nerviosa. La noche anterior ni dormí.
Llegó el día de la exposición, recuerdo que me tocaba exponer la última, y en mi cabeza solo había una voz que me decía: te vas a olvidar, en el momento que salgas y te pongas de pie te vas a quedar en blanco, lo vas a hacer fatal, todos se van a reír de tí...  por lo que no había manera de tranquilizarme. Ya habían expuesto todos, solo quedaba yo, por dentro rezaba para que el profesor se hubiera olvidado de que faltaba yo por exponer, y de repente, me nombró.
Me puse de pie con las piernas y las manos temblando, con sudores fríos y con la voz que me tiritaba. Empecé nombrando el nombre de mi trabajo y haciendo una pequeña introducción de lo que iba a hablar, y en el momento que tenía que arrancar para contar mi trabajo, me quedé en blanco y no fui capaz de presentarlo.
Hablé con mi profesor y entendió la situación, por lo que finalmente me comprendió y me hizo el favor de exponérselo cuando se fuera toda la clase.

En definitiva, en esta situación no conseguí controlar mis emociones y me acabaron por pasar una mala jugada.

Reflexión sobre la inteligencia emocional

Se conoce como inteligencia emocional a la gestión y control de los sentimientos de uno mismo y de los demás, y utilizarlos como guía para el pensamiento y acción.
Respecto a esto, opino que nuestras emociones dependen mucho de nuestras acciones y pensamientos, porque dependiendo del estado emocional en el que te encuentres, puedes actuar o pensar de una manera o de otra. 
Ejemplo de ello es, en el caso de los estudios: si no estás motivado, o te encuentras triste por algún tipo de problema, no llegas a concentrarte y no consigues estudiar, por lo que tus emociones no te permiten concentrarte. 
Para ello, debemos aprender a controlar nuestras emociones, y apartarlas cuando debemos hacerlo, porque nos puedes acarrear consecuencias.
Otro ejemplo de ello es, que si estás de mal humor, puede llegar tu madre u otra persona a hablar contigo, y lo pagas con ella cuando no tiene nada que ver con el motivo por el que tú te encuentras en este estado. 

En definitiva, debemos controlar nuestro estado emocional y saber gestionarlo dependiendo de cada situación.

jueves, 4 de mayo de 2017

Pirámide de Abraham Maslow

Hablando en clase sobre la pirámide de Maslow, pienso en qué nivel de la pirámide me encontraría, y opino que hoy en día me situaría en el nivel de afiliación.
El primer nivel, la fisiología, habla de las necesidades básicas para vivir: la respiración, alimentación, descanso, sexo... Este nivel le tengo cubierto.
En segundo lugar, se encuentra el nivel de seguridad, es decir, la seguridad física, de empleo, de recursos moral, familiar... también le tengo cubierto, ya que tengo mi seguridad en mi formación académica, tengo un gran apoyo familiar etc.
En tercer lugar, se encuentra el nivel de la afiliación, donde se encuentran la amistad, el afecto, la intimidad sexual... y pienso que es el nivel donde me sitúo actualmente. Tengo mis amigas que siguen a mi lado desde hace muchos años, tengo el cariño de mi familia, de mi pareja etc. 

En el nivel de reconocimiento ahora mismo no me encuentro porque no estoy teniendo un año académico muy bueno y he perdido la confianza y me ha echo perder mis metas que tenía planeadas para este curso, por lo que mi posicionamiento ahora mismo en la pirámide de Abraham Maslow sería el nivel tres, afiliación.

Y yo, ¿cómo aprendo?

Hablando sobre las diferentes teorías del aprendizaje, me ha echo plantearme en qué teoría me sitúo a la hora de aprender. Desde mi punto de vista, y no sé si estoy en lo cierto, creo que me sitúo en el punto del condicionamiento operante.
El condicionamiento operante es una forma de aprendizaje mediante el cual un sujeto tiene más posibilidades de repetir las formas de conducta que conllevan consecuencias positivas, y por el contrario, menos probabilidades de repetir las que conllevan consecuencias negativas. Este tipo de condicionamiento es un aprendizaje asociativo que tiene que ver con el desarrollo de nuevas conductas en función de sus consecuencias y no con la asociación entre estímulos y conductas, como ocurre en el condicionamiento clásico.
Pienso que mi punto de aprendizaje se encuentra en este punto porque en el caso de los estudios, si no estudias lo suficiente para un examen, tu nota lógicamente no será buena, por lo que para el próximo examen lo que haces, es estudiar el doble que para el anterior para recibir una nota mucho más correcta, por lo que si no has recibido primeramente una nota mala, no te sirve como escarmiento, por decirlo de una manera, y no notas el impulso de estudiar más para el próximo.

viernes, 28 de abril de 2017

Reflexión sobre el aprendizaje (vídeo)

Ver el vídeo sobre la neuroeducación, me ha echo pensar y plantearme muchas cosas. Durante todos estos años que llevo en escuelas educativas, me he dado cuenta de que tenemos un sistema de educación nefasto. Nos pasamos días y días haciendo la misma rutina en el instituto: nos sentamos cada uno en nuestro sitio, miramos al frente y "escuchamos las explicaciones del profesor" y, al salir de clase piensas, ¿qué hemos dado hoy en clase? Esta forma de educación no me parece la más correcta porque puede parecer que estamos atendiendo a las explicaciones pero en realidad tenemos la cabeza en otra parte. Está bien que los profesores expliquen su temario, pero opino que se debería hacer de una forma menos monótona, como por ejemplo, haciendo trabajos en grupo, viendo vídeos sobre un tema en concreto, explicando en una pizarra haciendo esquemas o dibujos... hay mil formas de explicar. 
Yo, en mi época de primaria, recuerdo que me encantaba ir al colegio, apenas me costaba madrugar y siempre iba contenta. La forma de aprendizaje de los colegios no es la misma que la de los institutos. En los colegios aprendes jugando, haciendo actividades divertidas, compartiendo ejercicios con tus compañeros... sin duda, es la mejor manera de aprender. Y, ¿por qué no hacerlo también en el instituto?
Al entrar en el instituto, desde el primer día, te sientas en una mesa, abres el libro, y ves como el profesor habla y habla y habla sin parar, mientras tú mirando cada diez segundos el reloj deseando que llegue el final de la clase y escuchar el sonido que tanto nos gusta: el timbre de salida. Después, llegas a casa, comes, y nada más terminar de comer (en el caso de que no te eches la siesta) te pones a estudiar, ¿y como estudias? de la manera más aburrida que hay. Te sientas en tu escritorio, abres el libro, lees, y empiezas a memorizar palabra por palabra como si fueras un papagayo, ¿y para qué? para que el día del examen escupas todo lo que has aprendido y al día siguiente se te olvide todo lo que has estudiado, lo que quiere decir, que no has aprendido nada. Consigues aprobar si, y eso ya es un gran logro, pero si no aprendes... ¿qué fin tiene?
Esto nos hace ir sin ganas al instituto, que nos horrorice que llegue la hora de que suene el despertador y tengamos que levantarnos para empezar otro día de tantos. Sobre todo si tienes una asignatura que te cuesta más. El estudiar esa asignatura te hace aburrirte, y el aburrimiento no te permite concentrarte, por lo que estás perdiendo el tiempo, no tienes motivación y al final, te acabas yendo a ver la televisión, y cuando llega el día del examen, suspendes. Esto nos crea frustración, malestar... tenemos que encontrar una solución para esto.